jueves, 14 de octubre de 2010

ABUSO SEXUAL

Se define como abuso sexual la situación en la que un adulto o una persona al menos cinco años mayor (el abusador), involucra a otra (el abusado) en actividades sexuales de cualquier índole (insinuaciones, caricias, exhibicionismo, voyeurismo, masturbación, sexo oral, penetración anal o vaginal).
Estas actividades no son acordes al desarrollo psicosexual de la víctima, quien no da su consentimiento, ni logra comprender la situación.
Generalmente el abusador utiliza el poder que tiene sobre su víctima, para implicar su participación en dichas actividades sexuales y utiliza maniobras coercitivas tales como el chantaje, la manipulación, el engaño, la fuerza y la amenaza.
Se distinguen dos tipos de abuso sexual:
Abuso sexual extrafamiliar: el abuso es cometido por una persona que no pertenece a la familia de la víctima. En este caso el abusador puede ser un extraño o alguien conocido del abusado o de su familia.
Abuso sexual intrafamiliar: el abusador es un miembro de la familia del abusado.
Se ha demostrado que en la gran mayoría de los casos, el abuso es perpetrado por un conocido, tratándose de familiares o personas que forman parte del entorno social inmediato de la víctima.
MITOS Y FALSAS CREENCIAS SOBRE EL ABUSO SEXUAL
A pesar de ser un fenómeno presente a lo largo de la historia, sólo recientemente se ha advertido una preocupación y conciencia respecto de la magnitud e impacto del abuso sexual en la opinión pública. Lo cual no significa que hoy en día existan mayores tasas de abuso, sino que está siendo mayormente reconocido como problema.
La falta de información y el secreto alrededor del abuso sexual han facilitado la aparición de una serie de mitos o falsas creencias en torno al tema, de los cuales mencionamos algunos:
Sólo las mujeres sufren de abuso sexual: Si bien las víctimas de abuso sexual son prioritariamente mujeres o niñas, éste es un problema que también afecta a los varones. Es probable que se denuncien menos los abusos cometidos hacia los varones por temor al señalamiento o estigma social que implica.
El abuso sexual es un problema poco frecuente: El abuso sexual es un problema que afecta a muchísimos niños, adolescentes y jóvenes. Diversos estudios señalan que un 20% de las niñas y un 10% de los niños sufren algún tipo de abuso sexual antes de cumplir los 18 años.
El abuso sexual sólo se da en los niveles socioeconómicos bajos. El abuso sexual es un problema que ocurre en todas las clases sociales.
El abusador es un loco, de apariencia peligrosa: Los abusadores son expertos en el arte de la seducción. Saben cómo ganar la confianza de sus víctimas y de sus familias y, a veces, también saben cómo ganar el reconocimiento social de los demás. Son personas con una apariencia absolutamente normal, lo que dificulta creer que determinada persona haya cometido un abuso de esta naturaleza.
Los niños y los jóvenes mienten o inventan cuando denuncian un abuso: Los niños y jóvenes no mienten sobre estas materias, por el contrario, tienden a ocultarlo y no contarle a nadie lo ocurrido.
Las personas abusadas son responsables del abuso: En ocasiones se cree que las personas abusadas han incitado o provocado al abusador. Es importante considerar que la conducta erotizada de un niño es siempre consecuencia y no la causa de un abuso. Por otra parte, cuando el afectado es un adolescente, es probable que éste haya sido abusado durante muchos años y que el abusador haya asegurado su participación. Siempre existe una diferencia física, de edad y de experiencia entre un abusado y un abusador. Por lo tanto, el abusador es siempre el responsable del abuso y el abusado nunca es responsable.
Si esto le ocurriera a una persona cercana nos enteraríamos: Resulta fundamental recordar que los abusadores utilizan su poder sobre la víctima para asegurar que ésta guarde silencio.
El abuso sexual cometido por un conocido no consiste en un ataque violento o un evento aislado. Por el contrario, es un proceso relacional complejo, que se desarrolla paulatinamente a lo largo del tiempo. Por ello, es importante considerar que, por lo general, una persona es abusada durante varios años.
Al inicio del proceso abusivo el abusador comienza a seducir a su víctima, tratando de ganar su confianza. Poco a poco la incita a participar en actividades sexuales, ofreciéndole regalos a cambio o engañándola al decirle que se trata de juegos o formas de expresar el cariño.
Estas actividades son gradualmente intrusivas.
Paralelamente a la involucración en actividades sexuales, el abusador impone a su víctima una “ley del silencio”. Le prohibe contar lo que está ocurriendo, valiéndose de la amenaza y del
amedrentamiento. Advierte sobre las desgracias que pueden ocurrir si la víctima divulga el abuso, señalándole que además nadie le va a creer. Junto con lo anterior, el abusador comienza a culpar a su víctima, convenciéndola que ella fue quien lo provocó.
La víctima, generalmente, pasa años atrapada en esta dinámica y tarda mucho en abrirse a alguien. En ocasiones, gracias a la atenta mirada y abierta acogida de adultos sensibles, el abuso es descubierto en fases más tempranas. Sin embargo, muchas veces éste no se descubre hasta la adolescencia, cuando el o la joven temen que sus hermanos u otros niños sean abordados por su abusador. Desgraciadamente, a veces la divulgación no llega nunca.
Frente al abuso cometido por un conocido la víctima ve fuertemente vulnerada su capacidad para confiar en otros, e internaliza el mensaje “quien te quiere te daña”. Junto con lo anterior, desarrolla un autoconcepto negativo, sintiéndose “sucio”, “malo” y “culpable”.
El abuso sexual es un fenómeno que trasciende al abusador y la víctima. Podemos referirnos a un sistema abusivo, en el cual también participan terceros.
Terceros son las personas que rodean a la víctima y al abusador e incluye a otros familiares y a todos los agentes sociales y comunitarios. Los terceros tienen una importancia fundamental dentro del sistema abusivo, pues son quienes pueden descubrir el abuso y denunciar el hecho. Cuando los terceros o el entorno acogen la denuncia y protegen al niño o joven, el abuso se detiene. Por el contrario, si dudan de su relato y no hacen nada al respecto, el niño o joven afectado puede sufrir una revictimización. Tan dañino como el abuso mismo, es que nadie crea en el relato de la víctima y que nadie la proteja después de la denuncia.

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