jueves, 16 de octubre de 2014
Analisis de pelicula Taxi Para Tres
Actividad: Ver la película Taxi para tres, identificando acciones de los personajes que representan valores tales como: el compromiso de cumplir con la palabra empeñada, la solidaridad, la empatía, etc.
https://www.youtube.com/watch?v=ilJAgjGPNGM (pelicula completa)
La sexualidad humana
Filosofía y Psicología
Texto alumnos Nº 3.1.
La sexualidad humana
La sexualidad es una dimensión
fundamental de nuestro ser personal. Esta se desarrolla a lo largo de toda
nuestra vida, por lo que decimos que es dinámica. Además de los aspectos
biológicos y psicológicos, los factores socioculturales tienen un papel muy
importante en esta transformación; su influencia puede ser positiva y propiciar
el desarrollo íntegro, pleno, de la persona, ser un vehículo de crecimiento y
expresión personal, o por el contrario, restringirlo y coartarlo.
A diferencia de lo que muchos piensan,
la sexualidad humana no sólo abarca las relaciones sexuales, los contactos
eróticos y la reproducción. Está vinculada con casi todas las áreas de la vida
y, por lo mismo, su aceptación y sana vivencia influyen positivamente en la
vida general de la persona. La sexualidad es sólo un elemento esencial de
nuestro desarrollo y de nuestra identidad. Ella constituye una forma de
expresión de nuestro ser y de nuestros sentimientos más íntimos y una forma y
un proceso de comunicación. En la vivencia de la sexualidad ponemos en juego
los valores que están en la base de nuestro proyecto de vida.
El ser humano es un todo cuyas partes
interactúan; la sexualidad es una de ellas y por eso es necesario entenderla de
una manera global y como un aspecto inherente a la persona. No es posible
aislarla del resto del individuo, ni entenderla como privativa de las personas
que mantienen relaciones sexuales coitales.
La sexualidad supone, expresa y participa del
misterio integral de la persona. De allí que no se la pueda entender desde una
visión reduccionista. Su carácter integral y plurivalente es un rasgo
específico y característico. Por ello es necesario aproximarse a su comprensión
considerando las distintas dimensiones que la componen:
Dimensión biológica: las
diferencias entre el varón y la mujer se imponen por una serie de caracteres morfológicos,
sin embargo la distinción biológica entre el hombre y la mujer es mucho más
compleja que la configuración descriptiva de la genitalidad. De tal modo que el
sexo biológico contempla 5 categorías básicas: la configuración cromosómica; el
sexo gonádico; el sexo hormonal, la estructura reproductiva interna y la
genitalidad.
Dimensión psicológica: la
sexualidad en el ser humano no se limita a ser una “necesidad” (dimensión biológica),
sino que se expande en el camino del deseo (dimensión psicológica) llegando a
ser vivencia y comportamiento sexual humano. La dimensión psicológica introduce
el sentido en la sexualidad humana;. Entre las categorías que incluye esta
dimensión está la identidad sexual y el desarrollo sexual.
Dimensión sociocultural: el ser humano
es un ser cultural también en su sexualidad; porque tiene una historia, es una
historia y construye historia. La tradición la alcanza en la cultura en que
vive.
Se hace parte de esa historia cuando la asume
conscientemente y construye su historia cuando asume la responsabilidad
personal y colectiva como ser social frente al momento presente. Existen una
serie de espacios y canales de socialización de la sexualidad humana. Entre los
más importantes están la familia de origen, la escuela, el grupo de pares, la
religión, las normas sociales, los medios de comunicación.
Dimensión ética-filosófica: La
sexualidad no es un concepto “abstracto”, la sexualidad se vive, se pone en
acción y se juega en las experiencias de la vida diaria, en lo cotidiano. La
dimensión ética parte de la noción de la persona, hombre y mujer, como valor en
sí misma. Esta va asumiendo a lo largo de su vida diversos valores y se
convierte, por lo tanto, en una portadora de ellos, los cuales también
jerarquiza a la luz de sus experiencias y vida personal. Constantemente está
revisando sus valores y replanteándose su jerarquía, lo que lleva a conformar
su conciencia. La ética se convierte así en el contexto valorativo que orienta
el ser y el actuar de la persona. Desde allí hace sus opciones y le da un
sentido a su vida. En el plano de la sexualidad es justamente la dimensión
ética la que en última instancia define cómo va a ser esta vivencia en el
individuo. Esto quiere decir que los valores asumidos por la persona se ven
reflejados en sus actitudes, sentimientos y comportamientos respecto de lo
sexual.
Texto alumnos Nº 3.2.
Identidad sexual: la personalidad
femenina y masculina
Dentro del concepto de identidad
personal hay una dimensión importante que es nuestra identidad sexual y que
resulta interesante de analizar como una dimensión separada, si bien esta
separación es artificial, puesto que nuestra sexualidad forma parte integral y
constitutiva de nuestra identidad personal: somos hombres y mujeres desde el
momento de nuestra concepción y aprendemos a asumir nuestra identidad sexual a
lo largo de nuestras vidas.
Nuestra identidad sexual parte desde el
momento mismo de la concepción, en el mensaje genético de la unión del óvulo
con el espermio. Al nacer la guagua, la primera pregunta que todos formulamos
es ¿fue varón o mujer? A medida que el niño o la niña crece, irá adquiriendo
las características propias de su sexo a través del aprendizaje que se da
primordialmente en la familia y a través de los modelos de ser hombre y mujer
que le presenta su ambiente. Los roles asociados al sexo femenino o al
masculino en nuestra sociedad difieren entre sí. Así, la dulzura, la suavidad y
la ternura son características
“deseables” para las niñas y la
brusquedad y la agresividad son mucho mejor toleradas cuando las manifiestan
niños varones. Los niños aprenden a comportarse “como hombres” y “como mujeres”,
a través de la imitación y la identificación con el progenitor del mismo sexo.
Los padres, la familia y la sociedad en general refuerzan el que se aprendan
las conductas que se asocian al propio sexo. O sea, las niñas reciben la
aprobación por comportarse “en forma femenina” y los niños reciben aprobación por
comportarse “de forma masculina”.
Por tanto puede afirmarse, en términos
generales, que las identidades femenina y masculina están influenciadas por la
carga biológica de los individuos al nacer y por las experiencias de
aprendizaje que se dan en relación al ambiente, a los padres y a los adultos
importantes en la vida de niños y niñas. En este sentido es interesante señalar
que las prácticas de crianza infantil difieren entre culturas y también en el
tiempo, y lo que resulta deseable en determinada sociedad no necesariamente lo
es en otra”.
Texto alumnos Nº 3.3.
Somos psicosocialmente sexuados
No sólo somos biofisiológicamente
sexuados, sino que también nuestro psiquismo, toda nuestra organización social
y nuestra cultura son sexuados.
Desde el nacimiento asignamos nombres,
vestidos, juguetes, actividades, etc., sexuados. Incluso se nos supone una
manera de ser, aficiones, pensamientos y deseos sexuados. Antes de que el niño
o la niña tomen conciencia de su identidad sexual, le asignamos un rol sexuado
que afecta a, prácticamente, todas las dimensiones y actividades de su vida.
Todas las sociedades y culturas asignan actividades específicas al hombre y a
la mujer, aunque lo hacen de forma, a veces, muy distinta. Estas asignaciones
no se basan, en general, en diferencias biológicas, sino que, en la mayoría de
los casos, se basan en formas de funcionamiento social que se han cristalizado
a lo largo de la historia.
Hacia los dos y tres años, niñas y
niños toman conciencia de su identidad sexual (se autodefinen como niño o niña)
y, simultáneamente, comienzan un proceso de aprendizaje e interiorización de
las funciones que la sociedad considera propias de la niña o del niño (roles de
género).
La identidad sexual: soy hombre o soy
mujer, pasa a ser una categoría permanente de los juicios que el sujeto hace de
sí mismo, tal vez la más importante, y el rol de género, aquel que más define
la vida de las personas a lo largo de su ciclo vital. ¿Qué otra cosa cambia más
la forma de estar en el mundo que el hecho de ser hombre o mujer?
También desde edades muy tempranas, los
3 y 4 años, niños y niñas manifiestan intereses sexuales, se autoexploran,
hacen preguntas, se observan, construyen sus propias teorías sobre su origen,
la reproducción,
etc., y ponen de manifiesto conductas
sexuales a través de los juegos y otras conductas. Es decir, expresan en
conductas su sexualidad. La conducta sexual es una de las conductas humanas más
significativas en todas las edades de la vida, sea cual sea la forma concreta
que adopte en cada sujeto.
A la conducta sexual observable
subyacen los deseos, los sentimientos y las fantasías, que son elementos fundamentales
de la psicología sexual. Estos se especifican y consolidan en la pubertad y
permanecen a lo largo de todo el ciclo vital. Por tanto para entender la
sexualidad, no basta con conocer la anatomía y la fisiología sexual, sino que
es necesario tener en cuenta también la psicología sexual y la cultura en la
que el individuo vive”.
Actividad: después de la lectura elaborar una definición de sexualidad incorporando todos los elementos que aparecen en el texto.
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