viernes, 20 de agosto de 2010

unidad: individuo y sexualidad 3º medio

Textos de apoyo Filosofía y Psicología 3º año medio


Unidad: Individuo y sexualidad





La sexualidad humana

La sexualidad es una dimensión fundamental de nuestro ser personal. Esta se desarrolla a lo largo de toda nuestra vida, por lo que decimos que es dinámica. Además de los aspectos biológicos y psicológicos, los factores socioculturales tienen un papel muy importante en esta transformación; su influencia puede ser positiva y propiciar el desarrollo íntegro, pleno, de la persona, ser un vehículo de crecimiento y expresión personal, o por el contrario, restringirlo y coartarlo.

A diferencia de lo que muchos piensan, la sexualidad humana no sólo abarca las relaciones sexuales, los contactos eróticos y la reproducción. Está vinculada con casi todas las áreas de la vida y, por lo mismo, su aceptación y sana vivencia influyen positivamente en la vida general de la persona. La sexualidad es sólo un elemento esencial de nuestro desarrollo y de nuestra identidad. Ella constituye una forma de expresión de nuestro ser y de nuestros sentimientos más íntimos y una forma y un proceso de comunicación. En la vivencia de la sexualidad ponemos en juego los valores que están en la base de nuestro proyecto de vida.

El ser humano es un todo cuyas partes interactúan; la sexualidad es una de ellas y por eso es necesario entenderla de una manera global y como un aspecto inherente a la persona. No es posible aislarla del resto del individuo, ni entenderla como privativa de las personas que mantienen relaciones sexuales coitales.

La sexualidad supone, expresa y participa del misterio integral de la persona. De allí que no se la pueda entender desde una visión reduccionista. Su carácter integral y plurivalente es un rasgo específico y característico. Por ello es necesario aproximarse a su comprensión considerando las distintas dimensiones que la componen:

Dimensión biológica: las diferencias entre el varón y la mujer se imponen por una serie de caracteres morfológicos, sin embargo la distinción biológica entre el hombre y la mujer es mucho más compleja que la configuración descriptiva de la genitalidad. De tal modo que el sexo biológico contempla 5 categorías básicas: la configuración cromosómica; el sexo gonádico; el sexo hormonal, la estructura reproductiva interna y la genitalidad.

Dimensión psicológica: la sexualidad en el ser humano no se limita a ser una “necesidad” (dimensión biológica), sino que se expande en el camino del deseo (dimensión psicológica) llegando a ser vivencia y comportamiento sexual humano. La dimensión psicológica introduce el sentido en la sexualidad humana;. Entre las categorías que incluye esta dimensión está la identidad sexual y el desarrollo sexual.

Dimensión sociocultural: el ser humano es un ser cultural también en su sexualidad; porque tiene una historia, es una historia y construye historia. La tradición la alcanza en la cultura en que vive.

Se hace parte de esa historia cuando la asume conscientemente y construye su historia cuando asume la responsabilidad personal y colectiva como ser social frente al momento presente. Existen una serie de espacios y canales de socialización de la sexualidad humana. Entre los más importantes están la familia de origen, la escuela, el grupo de pares, la religión, las normas sociales, los medios de comunicación.

Dimensión ética-filosófica: La sexualidad no es un concepto “abstracto”, la sexualidad se vive, se pone en acción y se juega en las experiencias de la vida diaria, en lo cotidiano. La dimensión ética parte de la noción de la persona, hombre y mujer, como valor en sí misma. Esta va asumiendo a lo largo de su vida diversos valores y se convierte, por lo tanto, en una portadora de ellos, los cuales también jerarquiza a la luz de sus experiencias y vida personal. Constantemente está revisando sus valores y replanteándose su jerarquía, lo que lleva a conformar su conciencia. La ética se convierte así en el contexto valorativo que orienta el ser y el actuar de la persona. Desde allí hace sus opciones y le da un sentido a su vida. En el plano de la sexualidad es justamente la dimensión ética la que en última instancia define cómo va a ser esta vivencia en el individuo. Esto quiere decir que los valores asumidos por la persona se ven reflejados en sus actitudes, sentimientos y comportamientos respecto de lo sexual.







Fuentes:

- Mónica Silva R. (1996). Sexualidad y adolescencia, Tópicos en Psicología. Ediciones Universidad Católica de Chile.

Santiago de Chile.

- Tony Mifsud (1989). Reivindicación ética de la sexualidad. Ediciones Paulinas-CIDE. Santiago de Chile.

- Julia Marfán y Gloria Rojas (1999). La educación en sexualidad como objetivo transversal. Editorial Tiberíades.

Santiago de Chile.









Identidad sexual: la personalidad femenina y masculina





Dentro del concepto de identidad personal hay una dimensión importante que es nuestra identidad sexual y que resulta interesante de analizar como una dimensión separada, si bien esta separación es artificial, puesto que nuestra sexualidad forma parte integral y constitutiva de nuestra identidad personal: somos hombres y mujeres desde el momento de nuestra concepción y aprendemos a asumir nuestra identidad sexual a lo largo de nuestras vidas.

Nuestra identidad sexual parte desde el momento mismo de la concepción, en el mensaje genético de la unión del óvulo con el espermio. Al nacer la guagua, la primera pregunta que todos formulamos es

¿fue varón o mujer? A medida que el niño o la niña crece, irá adquiriendo las características propias de su sexo a través del aprendizaje que se da primordialmente en la familia y a través de los modelos de ser hombre y mujer que le presenta su ambiente. Los roles asociados al sexo femenino o al masculino en nuestra sociedad difieren entre sí. Así, la dulzura, la suavidad y la ternura son características

“deseables” para las niñas y la brusquedad y la agresividad son mucho mejor toleradas cuando las manifiestan niños varones. Los niños aprenden a comportarse “como hombres” y “como mujeres”, a través de la imitación y la identificación con el progenitor del mismo sexo. Los padres, la familia y la sociedad en general refuerzan el que se aprendan las conductas que se asocian al propio sexo. O sea, las niñas reciben la aprobación por comportarse “en forma femenina” y los niños reciben aprobación por comportarse “de forma masculina”.

Por tanto puede afirmarse, en términos generales, que las identidades femenina y masculina están influenciadas por la carga biológica de los individuos al nacer y por las experiencias de aprendizaje que se dan en relación al ambiente, a los padres y a los adultos importantes en la vida de niños y niñas. En este sentido es interesante señalar que las prácticas de crianza infantil difieren entre culturas y también en el tiempo, y lo que resulta deseable en determinada sociedad no necesariamente lo es en otra”.







Somos psicosocialmente sexuados



No sólo somos biofisiológicamente sexuados, sino que también nuestro psiquismo, toda nuestra organización social y nuestra cultura son sexuados.

Desde el nacimiento asignamos nombres, vestidos, juguetes, actividades, etc., sexuados. Incluso se nos supone una manera de ser, aficiones, pensamientos y deseos sexuados. Antes de que el niño o la niña tomen conciencia de su identidad sexual, le asignamos un rol sexuado que afecta a, prácticamente, todas las dimensiones y actividades de su vida. Todas las sociedades y culturas asignan actividades específicas al hombre y a la mujer, aunque lo hacen de forma, a veces, muy distinta. Estas asignaciones no se basan, en general, en diferencias biológicas, sino que, en la mayoría de los casos, se basan en formas de funcionamiento social que se han cristalizado a lo largo de la historia.

Hacia los dos y tres años, niñas y niños toman conciencia de su identidad sexual (se autodefinen como niño o niña) y, simultáneamente, comienzan un proceso de aprendizaje e interiorización de las funciones que la sociedad considera propias de la niña o del niño (roles de género).

La identidad sexual: soy hombre o soy mujer, pasa a ser una categoría permanente de los juicios que el sujeto hace de sí mismo, tal vez la más importante, y el rol de género, aquel que más define la vida de las personas a lo largo de su ciclo vital. ¿Qué otra cosa cambia más la forma de estar en el mundo que el hecho de ser hombre o mujer?

También desde edades muy tempranas, los 3 y 4 años, niños y niñas manifiestan intereses sexuales, se

autoexploran, hacen preguntas, se observan, construyen sus propias teorías sobre su origen, la reproducción, etc., y ponen de manifiesto conductas sexuales a través de los juegos y otras conductas. Es decir, expresan en conductas su sexualidad. La conducta sexual es una de las conductas humanas más significativas en todas las edades de la vida, sea cual sea la forma concreta que adopte en cada sujeto.

A la conducta sexual observable subyacen los deseos, los sentimientos y las fantasías, que son elementos fundamentales de la psicología sexual. Estos se especifican y consolidan en la pubertad y permanecen a lo largo de todo el ciclo vital. Por tanto para entender la sexualidad, no basta con conocer la anatomía y la fisiología sexual, sino que es necesario tener en cuenta también la psicología sexual y la cultura en la que el individuo vive”.



La sexualidad y tus decisiones

No es simple que tomes una decisión acerca de la expresión de tu sexualidad. Es importante que tomes conciencia de que una serie de fuerzas o razones que sólo tú podrás evaluar están presentes cuando te enfrentas a tomar dicha decisión:

• Tus impulsos sexuales son los que más te presionarán,

• Los deseos de tu pareja también ejercerán una presión en ti,

• Las normas y costumbres de tus padres y de tu familia podrán inclinarte hacia un determinado tipo de decisión,

• A veces tus amigos o amigas y las costumbres que ellos tienen, también te influirán,

• La sociedad, los medios de comunicación, la religión, también influirán en la conducta que decidas adoptar.

Estas razones, y otras, estarán presentes y cobrarán gran importancia cuando tengas que decidir si tener o no tener relaciones sexuales. Si en tu decisión no has considerado todas estas fuerzas y sólo te dejas llevar por tus impulsos, te expones a una serie de riesgos.

Si amas a alguien, no creas que es indispensable tener relaciones sexuales para expresar el amor. Del mismo modo, tener relaciones sexuales, no siempre es prueba de que existe amor.

• Si tomas la decisión de postergar el inicio de las relaciones sexuales, estarás optando por la abstinencia.

La abstinencia consiste en no tener relaciones sexuales. Esta es la única forma cien por ciento segura que tú tienes de prevenir el embarazo no deseado y las enfermedades de transmisión sexual. La abstinencia está al alcance de todos los jóvenes. Aún si una persona ha tenido relaciones sexuales en el pasado, puede decidirse a abstenerse de ellas en cualquier momento. Es importante que sepas que una persona o pareja que decide postergar las relaciones sexuales, puede tener una vida sexual sana y placentera.

• Si tomas la decisión de comenzar a tener relaciones sexuales, puedes prevenir un embarazo a través del uso de métodos de planificación familiar (anticonceptivos o métodos naturales). Los métodos anticonceptivos son procedimientos utilizados por el hombre, la mujer o la pareja con la finalidad de evitar el embarazo; los métodos naturales de planificación familiar son métodos que permiten a la pareja reconocer sus períodos de fertilidad e infertilidad durante el ciclo menstrual.

Existen diversos métodos de planificación familiar. Es importante que acudas a consultar a un profesional de la salud para que te informes y te oriente respecto de cuáles son más indicados para ti y cómo debes usarlos.

Las decisiones que adoptes respecto de tu vida sexual hoy día son especialmente relevantes para lograr llevar a cabo con éxito tu proyecto de vida.

Fuente:

Alarcón, G. et alt (1996). ¿Cómo podemos prevenir el embarazo no deseado? Editado por APROFA. Impreso por Editorial Universitaria.





El impulso sexual en la adolescencia



Durante la adolescencia aumenta el impulso sexual, el cual puede alcanzar gran intensidad. Al principio el impulso tiende a estar dirigido principalmente hacia el logro del propio placer. Después irá evolucionando, desde una búsqueda de la propia satisfacción, hacia una sexualidad que se completa en el salir de sí mismo hacia el encuentro con el otro.

Existen diferencias en la manifestación del impulso sexual entre muchachos y muchachas, las que se deben tanto a diferencias biológicas, como a lo que se espera culturalmente de cada uno. En los muchachos el impulso se expresa más genitalmente, la excitación ocurre más rápido debido, en parte, a que sus genitales son externos y a la acumulación de semen. Por ello el joven necesita aprender a no dejarse llevar por sus impulsos sexuales como si éstos fueran una urgencia que necesita ser satisfecha inmediatamente. En cambio, en las muchachas el impulso se expresa más en la búsqueda de la ternura y el amor romántico y se presenta de manera compleja, envuelto en su afectividad; la mujer es muy sensible al tacto (le gusta que la acaricien) y al oído (le gusta que le digan cosas románticas). Basado en estas diferencias, se han desarrollado pautas culturales distintas para hombres y mujeres, las que conllevan un doble estándar. Por ejemplo, hay más tolerancia para que el muchacho viva aventuras sexuales sin reparar mucho en las consecuencias que éstas puedan tener. En el caso de las niñas, en cambio, por una parte se estimula el romanticismo y la idealización del sexo opuesto y, por otra, se le deja bien claro que es ella la responsable de cuidarse de que no le pase nada. En el caso de las niñas no se habla respecto de su deseo sexual.

Es importante que los adolescentes conozcan que cada persona tiene distintos niveles de “resistencia” ante el estímulo sexual y que es necesario aprender a reconocerlos, puesto que aquello permitirá que la pareja ponga los límites necesarios para no sobrepasar sus posibilidades. También hay que señalar que si bien el pololeo es una etapa en la relación de pareja que permite ir haciendo un camino de conocimiento mutuo y de ir profundizando progresivamente en la intimidad y en el amor, ello no implica que no se deban poner límites a las expresiones de afecto más íntimas. El decidirse a no tener relaciones sexuales durante el pololeo no es un signo de quererse menos ni una falta de compromiso con la relación.





Reflexiona lo siguiente

Es posible controlar y dirigir el impulso sexual.

• Es importante conversar con la pareja respecto de cómo se manifiesta el deseo sexual en cada uno.

• Es posible evitar el embarazo adolescente no deseado mediante un compromiso sexual responsable.

• El comportamiento sexual responsable implica respetar los sentimientos y valores de la pareja.

• Una sexualidad responsable implica el evitar los embarazos no deseados y prevenir las enfermedades de transmisión sexual, informándose y utilizando los métodos apropiados para ello.









































































Textos de apoyo, Psicología y Filosofía 3º medio.



Objetivos: Distinguen las etapas, valores y niveles de intimidad que suponen las distintas relaciones de pareja. Reconocen las principales etapas en la formación y desarrollo de la relación de pareja estable.



Entrevistas sobre el amor

• ¿Sobre qué cimientos se estableció esta relación (de pareja) y cómo fue evolucionando?

- “Yo creo que se estableció sobre el cimiento más sólido que es el absoluto desinterés. Y sobre la base de compartir una pasión, en este caso la literatura. (...) El amor es reconocer la mitad del alma. Sin juzgar ni ser juzgado, sin sojuzgar o ser sojuzgado. Algo completamente fluido y natural.”

(María Kodama, viuda de Jorge Luis Borges).



• ¿Qué importancia ha tenido Matilde, su mujer, en su vida?

- “Sin ella no habría publicado nada, habría quemado todo lo que he escrito y tal vez me habría suicidado. Se escapó de su casa a los 17 años, para venir conmigo. Pobre. Ha sido y es el puntal de mi existencia. ¡Es el amor más grande y más perdurable que he tenido! Hace más de medio siglo que vive conmigo, que me aguanta, que me lee, la primera que critica lo que escribo y ahora lo que pinto. Su semiinvalidez ha aumentado todavía mi amor por ella”.

(Ernesto Sábato).



• ¿Cuál es su concepto del amor?

- “Si hablamos de amor de pareja, creo que en eso funciona un elemento químico muy misterioso.

¿Por qué uno ama a esa persona y a ninguna otra? Joseph Campbell dice que los individuos nacemos incompletos y que el amor nos reúne con la otra mitad y nos convierte en una unidad.

Es algo del espíritu, del alma. Pero también el amor se cuida, se nutre, para que no se muera, para que crezca. Yo no quiero vivir sin amor. Sin amor no puedo escribir, no puedo ser”.

(Isabel Allende).



• ¿Usted toma la vida también como una navegación?

- “¡También! El matrimonio, especialmente, es como subirse a una embarcación. Yo me he casado dos veces. Mi primera mujer se murió de cáncer en mis brazos. Y después vino solamente

Eliana. Llevo 47 años casado con un ángel. Mi mujer es mi apoyo fundamental en la vida.

Cuando yo me siento nervioso la llamo, le tomo la mano, me la pongo en el corazón y le digo:

¡Ayúdame! (Desamparado). Y como ella es más joven que yo, voy a morir en sus brazos. He dejado de hacer algunas cosas que me hacen mal por amor. La amo más que a la cal de mis huesos, como dice la Gabriela Mistral. Por eso digo que el matrimonio es como un embarque del cual no hay que bajarse nunca...”

(Francisco Coloane).



Fuente:

Escritores de América: 31 Entrevistas, Edit. Los Andes, Santiago, 1993.





Hacia el encuentro del otro

La elección de un compañero es un acto en el que se encuentran dos personas, para quienes el futuro se convierte en el deseo de desarrollar un plan de vida común. Es un momento decisivo en la vida de un ser humano, ya que implica elegir a alguien con el cual se entrelazará el propio destino; implica optar por una nueva forma de vida. La elección es el fundamento para la formación de una familia; une a dos personas en una relación que es el núcleo alrededor del cual se desarrollará y crecerá la familia. Mientras más sólida sea esta relación, mayores posibilidades habrá de que pueda sostener y afirmar lo que sobre ella se construye.

A menudo, erróneamente, se piensa que la elección de pareja se relaciona con un momento preciso en la vida de dos personas, transformándose luego en un hecho consumado. En parte lo anterior es cierto, hay un momento en el cual la pareja se decide a compartir la vida y esto se experimenta como algo único y definitivo, mas éste no es independiente de lo que se ha vivido anteriormente ni de lo que se vivirá en el futuro. El elegir es fruto de toda la historia y experiencias de una persona. A su vez, en una relación de pareja que crece y se desarrolla, las personas van cambiando, como también la relación. Esto hace que la elección sea algo que se va actualizando a través del tiempo. Supone optar y comprometerse por y con el otro permanentemente a través del ciclo de vida de la pareja. De lo antes dicho se desprende que es necesario considerar la elección como un proceso, en el cual es importante la evaluación de lo que ha significado la vida en común y sus proyecciones para el futuro.

1. LA PREPARACIÓN PARA EL ENCUENTRO

Si bien la elección de pareja es el comienzo de una vida compartida, es también la culminación de aspectos significativos del desarrollo individual. A través del proceso de desarrollo, el individuo experimenta sus posibilidades de ser en relación con otros.

La primera experiencia de unión, de amor, de cada uno se realiza con la madre. Se inicia a partir de esta relación un largo proceso de crecimiento que implica dependencia y a la vez una necesaria separación que posibilitará el llegar a ser una persona psicológicamente única, íntegra y diferente, pero a la vez abierta y receptiva hacia los demás. Más tarde, a través del desarrollo de la intimidad de la pareja, se produce el proceso opuesto, en que dos llegan a configurar una unidad.

La preparación para el logro de esta intimidad y encuentro con el otro resulta particularmente importante en la edad juvenil. El joven trata de desarrollar aptitudes personales y sexuales para una vida de pareja. Vivirá una fase en que cambia de compañero con frecuencia, porque lo que importa no es tanto el otro como persona total, sino el demostrarse a sí mismo y a los demás su éxito en la conquista (88, 89). Con esto consigue no sólo prestigio y admiración de sus pares, sino que aumenta su propia estima; descubre sus posibilidades de relación, es decir, lo que él significa para los demás y lo que él es capaz de dar en cuanto a cariño, comprensión, lealtad y compromiso; reconoce al mismo tiempo sus propios límites y aprende a conocerse más objetivamente. Pasa del egocentrismo a una percepción más realista de sí mismo, al tiempo que descubre en estas relaciones lo que el otro significa para él y lo que él es capaz de apreciar en el otro, que se ha transformado en un “tú” a quien se anhela y se desea conquistar.

Todas estas experiencias ayudan al joven a tomar decisiones que se convierten en definiciones más nítidas de sí mismo. El conocimiento de sí mismo a través del otro le permite asumir un rol como individuo sexual adulto que se concreta en la posibilidad de una elección de pareja definitiva.

Del mismo modo anterior, experimentando el joven descubre otras dimensiones de su identidad y es así que al probar diversos roles de la vida adulta puede conciliar su concepto de sí mismo con el reconocimiento social, tornar decisiones vocacionales y hacer elecciones adecuadas a sus verdaderas posibilidades.

Por otro lado, cuestionando lo establecido y decantando su experiencia, el joven se forma una idea propia acerca de diversos aspectos de la vida; una postura que es independiente y autónoma de la de sus amigos, familia y sociedad. Afirmado en su nueva identidad logra separarse psicológicamente de su familia, lo que no significa dejar de mantener un compromiso afectivo con ella (27, 39).

Este proceso permite al joven definir la identidad y la integración de una persona en las áreas afectiva, racional y social y le posibilita saber qué compañero elegir; elección que excluye otras posibles parejas, estableciendo así una relación de intimidad en la que puede mostrarse sin temor, ya que con la pareja probablemente comparte valores, intereses y formas de enfrentar la vida además de los sentimientos de amor y ternura.

Sin embargo, la elección de pareja no siempre se produce, cuando el individuo ha logrado una autoconfiguración que se concreta en una identidad integrada. La unión puede ocurrir en etapas anteriores, lo que señalará y determinará diferentes posibilidades de crecimiento y satisfacción de la pareja y la familia. Es cierto que existe la posibilidad de cambio y que una relación que comienza débil puede crecer y desarrollarse, sin embargo, el comienzo puede llegar a marcar fuertemente la relación. El grado de desarrollo personal también es importante porque de él se deduce la capacidad de amar del individuo y el tipo de amor que es capaz de experimentar.





Actividades:



Lee los documentos de apoyo, “Entrevistas sobre el amor” y “Hacia el encuentro del otro”, y elabora un ensayo personal en el cual reaccionas ante los textos leídos reflexionando sobre qué elemento(s) influyen en la estabilidad de la relación de pareja.

2 comentarios:

  1. ATENCION ES IMPORTANTE CONTAR CON ESTOS DOCUMENTOS, YA QUE SON LA BASE DEL TRABAJO QUE SE REALIZARA DURANTE LA UNIDAD

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  2. muy buena pagina, me saque un 7 en filosofia

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